PLANIFICACIÓN SIN PLAN
Si algo buscan los autores de esta propuesta, Planificación sin plan, es –según sus propias palabras--, evitar la idiotización de la gente, y sacarla del estado de alienación general en que se encuentran.
Bordenave y Carvalho, autores brasileños, vuelan por los aires todo el esquema clásico de la planificación documental, tiran de patadas a las burocracias, buscan desmitificar el mundo de los “técnicos”, desean que los procesos de comunicación sean “conscientizadores y participativos”, que los propios ciudadanos –“los oprimidos”— manejen o al menos aprendan a utilizar los medios de comunicación; y que sean ellos quienes lleven a la práctica su propia planificación sin plan.
Su propuesta es muy cercana a la que plantea Gómez Jara en el Desarrollo Comunitario que vimos hace quince días, pero a diferencia de aquella, la Planificación sin plan tiene como objetivo y plataforma central, la educación de la gente. Y con ello, la conscientización de las masas.
Parten de la idea de que “toda planificación debe encaminarse a maximizar el grado de justicia, de libertad y de solidaridad”.
O sea que plantean la necesidad de superar el carácter “verticalista y alienante” del sistema capitalista. Y para ello centran su lucha en la comunicación y la planificación.
-En la comunicación, porque la consideran no sólo un instrumento de interacción social, sino el vehículo más poderoso para mantener o modificar la estructura social.
-En la planificación, porque ésta se utiliza para mantener el status quo, o para proceder a un “tímido” desarrollismo; y en los países socialista como instrumento totalizante para la dominación de las consciencias.
Su propuesta de Planificación sin plan se basa “en una opción de acceso a las bases” y sugiere que los medios de comunicación sean “manipulados por el pueblo como sujeto de su historia”.
Y es que, señalan, actualmente la problemática de las poblaciones ha quedado bajo la observancia de las investigaciones de opinión, de los estudios socio-económicos, de los análisis de mercado, etc. Cada día que pasa, los especialistas se alejan más de las masas y se identifican con las cúspides administrativas, “que no son más que los representantes de la clase dominante”.
Así pues, la planificación sin plan, en comunicación, sólo es viable si se aproxima a las poblaciones, y se pone a su disposición el conocimiento de las tecnologías, además de dejarles tomar las riendas de todo el proceso de planificación desde su propia perspectiva y necesidades.
Despejando los canales
Despejar los canales significa eliminar de las relaciones sociales la distancia entre comunicadores y población.
“La técnica se transformó en un mito”. Los técnicos se someten a un raciocinio tecnológico. Se les considera indispensables, pero lo cierto es que “están sobredimensionados”.
Los canales de comunicación sociales pueden ser sensiblemente despejados al logar:
-La desburocratización de la comunicación.
-La participación política de la población.
-La desmitificación de la tecnología.
-La popularización de la tecnología.
-El arraigamiento de los medios de información.
-El fortalecimiento de la cultura popular
-El diálogo crítico.
Supuestos para la planificación sin plan
El procedimiento de la planificación sin plan está basado en la premisa de que, en el caso específico de la comunicación, la población no especializada en comunicación es quien debe ser la autora del uso de los medios modernos de comunicación, pudiendo o no contar con el servicio de técnicos especializados.
Rechaza que los medios de comunicación sean privilegio de una elite, y mucho más que sirvan a intereses particulares. Los medios, subrayan, deben estar al servicio de la masa.
Reconocen sin embargo, que la superación de las contradicciones de clase sólo serán efectivas con cambios en el modo de producción.
En cuanto a la acción planeada, la planificación, la sitúan como “instrumental conscientizador” que, al intervenir en el mundo e intentar transformarlo, deviene político.
Para que pueda ejercer este papel, es necesario desracionalizar el proceso global de la planificación. Esto es, eliminar los raciocinios formalistas y dar paso a la intuición y a la espontaneidad en los procesos de decisión.
Estos mecanismos de participación en las decisiones deberán empezar por la redefinición de las relaciones técnico-población, burócrata-trabajador. Relaciones que no deberían ser mediatizadas “por ningún subterfugio académico” como la investigación, la elaboración de un plan, o los instrumentos de seguimiento y control de planes.
El mecanismo más adecuado sería entonces una reiniciación del diálogo entre el técnico y la población. Y a partir de ahí, en una acción descentralizada –con grupos informales, pequeños grupos de población—atomizar las decisiones a través de desmitificar la tecnocracia, popularizar la tecnología, arraigar los medios de comunicación y el diálogo crítico.
Se produciría entonces –dicen los autores—un proceso ascendente “producto de innumerables procesos decisorios que procuran una comunicación liberadora y no de opresión.”
Es posible –reconocen Bordenave-Carvalho—que estos “supuestos” sean inadecuados para la situación política en la mayor parte de los países de América Latina. “¿Pero qué es una tesis, si no una alternativa para una antítesis?”
Procedimientos para la planificación sin plan
Aparte de “despejar los canales” y de los “supuestos” para la planificación sin plan mencionados, se requiere poner en práctica algunos mecanismos.
La planificación está constantemente pensada como plan, programa y proyecto, e inclusive como control, seguimiento y evaluación. Para algunos técnicos es inconcebible la planificación sin plan, sin documento.
Para nosotros, indican, “la presencia del documento puede suprimir algunos procesos de decisión de alta relevancia para la planificación en su totalidad; entre ellos, la participación de la población de manera informal”.
Es decir, el documento en sí, como lista de medidas preconizadas, “es infinitamente menos importante que el proceso de planificación”.
Ahora bien, la Planificación sin plan no significa ausencia de decisiones. Simplemente hace hincapié en que el proceso decisorio puede ser mejorado, y se efectiviza constantemente, sin que el documento registre la decisión tomada.
Esta metodología presupone una filosofía de acción planificada que fortalezca la participación de la sociedad y evite la imposición de ideas particulares de individuos o de grupos aislados.
La planificación sin plan se apoya en la perspectiva de la creación sin fronteras, cuya base está en la libre expresión del sentimiento, en procurar nuevas formas de convivencia, en el diálogo cara a cara, en el compromiso verbal, en el redescubrimiento del coloquio como medio fundamental de la práctica social.
Este tipo de planificación es recomendada como práctica para acciones comunitarias pequeñas o medianas. Cuando es a mayor nivel, se sigue la planificación ascendente sin plan.
Planificación sin plan a nivel local o de las comunidades
Las fases del proceso serán concatenadas así: conocimiento de la realidad y crítica, decisión y acción.
El proceso decisorio debe ser atomizado. Esto significa “diluir” la planificación en los más distintos grupos o comunidades. Con ello se procura desarrollar la potencialidad latente entre los grupos, organizaciones y comunidades, para practicar la comunicación “sin depender de tecnologías sofisticadas mediadoras del diálogo y de la socialización”.
La comunicación no dependiente (lo que no significa una independencia íntegra de los medios de comunicación) procura el estímulo al diálogo, a la conversación entre iguales, al rompimiento del formulismo impuesto por los programas radiofónicos, televisados e incluso escritos.
Es un retorno al movimiento, al sentirse físicamente el uno al otro, al hablar con las manos, con el cuerpo, con la explosión emotiva. La planificación sin plan, a nivel comunitario, está dirigida a este tipo de comunicación.
“Cuando el marginado aprende a usar una grabadora, cuando tiene a su cargo una emisión radial, cuando documenta su realidad con videotape, suceden cosas muy interesantes”, apuntan.
El mero uso de los aparatos, los lleva a una reflexión crítica. Se dan cuenta de que son hombres como ellos los que producen. Nunca más serán los oyentes crédulos de los comunicados oficiales del Gobierno. Comienzan a valorar lo propio. Ven con nuevos ojos.
Las fases del proceso de planificación
La planificación sin plan sigue las fases generales del proceso de planificación (documental): conocimiento de realidad, decisión, acción y crítica.
Lo que diferencia esta propuesta de la planificación descendente y la ascendente, es la no existencia del plan como documento de síntesis de las decisiones y, en especial, la forma como se practican las fases del proceso.
a) Conocimiento de la realidad y crítica deben ser tratadas conjuntamente. La relación criticar-conocer adquiere carácter político y debe ser tratado como tal.
Aquí los autores sugieren que el técnico se sumerja en la comunidad y haga de su saber un instrumento a disposición de la población. La investigación será definida por la propia población a través de estudios, de la crítica de su acción.
Sólo a partir de relaciones objetivas entre técnicos y población, y la determinación de intereses comunes, el técnico podrá disponer de su conocimiento para ofrecerlo a la población. El técnico opera en una relación educador-educando. El técnico, queda claro, no sustituye a la población.
El técnico tampoco hará la investigación, ésta será realizada por la propia población. Y será la misma población la que analizará e interpretará los cuestionarios. Será la población misma quien hará la crítica, y por tanto la autocrítica.
“Esta praxis desmitifica la tecnocracia y sus instrumentos. Identifica la práctica social de la población con una acción popular científica. La población descubre su saber, adquiere confianza por la práctica de la investigación y de la decisión sobre su mando.”
El proceso decisorio de interna en esa acción de criticar, decidir, obrar, conocer.
En este contexto, la comunicación puede actuar como una “fuerza emancipadora”. El desarrollo de la consciencia del pueblo debe significar consciencia crítica. Y la transformación de las comunicaciones en una comunidad, está ligada al desarrollo de la consciencia crítica.
b) Decisión y acción.- La toma de decisiones es un proceso político. También político
fue el conocimiento de la realidad y la práctica de la crítica.
Y para que el proceso político se efectúe sin la necesidad del plan como documento orientador, es indispensable que la planificación haya sido desracionalizada.
El plan, en cuanto a documento de síntesis global, es sustituido por otros vehículos de comunicación: desde la cinta grabada que registra decisiones de grupo, el video tape de una asamblea, la “memoria” de personas en situación de compromiso, etc.
Las decisiones tienen lugar en la propia praxis, “en el pensamiento creador”
¿Cuál sería la diferencia de las decisiones en la planificación con plan y sin plan?
La diferencia está en que si el grupo social se apropia de los conocimientos científicos, de las leyes que rigen el desarrollo de las sociedades, sus decisiones se regirán bajo esa lógica, y no la de la racionalización producto de la ideología dominante.
La atomización de la síntesis se realiza en el momento en que las decisiones son tomadas por grupos autónomos independientes del poder político constituido. Se constituye en decisiones de autodefensa, generadoras de una praxis innovadora capaz de abrir espacios de democratización, facilitando la desnudez de la crítica y del diálogo.
-------FIN
jueves, 6 de diciembre de 2007
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